
Los depósitos aluviales son prácticamente la moneda corriente en las cercanías del frente montañoso. Es así como la gran mayoría de las vides del país se ubican en ese tipo de depósitos de alta energía. Debido a los efectos del clima y la tectónica, los abanicos no son estáticos y evolucionan; crecen y/o erosionan dependiendo de las variables a las que están sujetos. Y para ejemplos «de libro», nunca nada mejor que la Precordillera. El sector oriental de la Sierra de las Penas/Higueras está sujeta a un levantamiento actual (neotectónica) y proporciona un espectacular ejemplo de una evolución de un abanico. Éste se generó en un tiempo T1 sobre el pie de los cerros y debido a un posterior basculamiento y aumento de la pendiente, la sedimentación se trasladó hacia aguas abajo hasta su punto actual de depositación en un tiempo T2 (Punto de intersección).
Este tipo de análisis se puede trasladar hacia cualquier zona cultivada (ejemplo: abanico del Tunuyán) y comprender de mejor forma su evolución a lo largo del tiempo y el por qué se observan en las calicatas patrones específicos en diferentes sectores.