
A veces tendemos a sobre simplificar la variada, rica y compleja geografía de los sectores productivos del NOA. Si uno se toma el trabajo de estudiar detenidamente la ubicación de los viñedos, lo primero que se viene a la mente es «esto es un quilombo». Pero a no asustarse, ¡es un quilombo lindo, entretenido, y que le aporta la unicidad del sentido de lugar! Es el caso de Colomé. La estancia y sus viñedos están sobre un valle tectónico que literalmente, está fallando y elevando todo a su alrededor. Las montañas que lo rodean son granitos de edad muy antigua y en diversos sectores aparece una roca rojiza que son conglomerados, areniscas, limolitas y arcilitas de edad más reciente (subgrupo Pirgua, Cretácico Medio).


La erosión de estas sedimentitas, el transporte a cargo del arroyo Colomé a través de la quebrada homónima y la depositación en el área hicieron que en los alrededores se acumule una gran cantidad de sedimentos finos (limos a arcillas) formando «barreales». Cuando se analizan las calicatas, el material arcilloso es notoriamente importante en los primeros 80 a 120cm de suelo, además de la precipitación de carbonatos que van desde filamentos a nódulos con mayor interconexión entre ellos. Tales perfiles cultivados son muy diferentes a los de la inmensa mayoría de los valles Calchaquíes, exigen un manejo agronómico particular y específico, ya que poseen gran capacidad de retención de agua y demás yerbas.

Este post es paradójico. Comenzamos diciendo que era un error sobre simplificar la geografía norteña y que era interesante analizarla en profundidad. ¿Y qué hicimos? Terminamos nosotros mismos sobre simplificando el análisis del área de Colomé, con una historia geológica tan rica. 😂😂😂 ¿Comentarios? Nos leemos abajo.