
El panorama vitivinícola de esa provincia puede tomar desprevenido a más de un enófino. En los últimos 10 años se han establecido muchos y muy diversos proyectos que aprovechan la rica geografía de la provincia más grande del país para buscar variabilidad. Buenos Aires ofrece clima continental y oceánico, húmedo y seco, hasta con algo de altura. Y eso no pasó desapercibido para aquellos que invirtieron en alguno de 19 proyectos, en su mayoría de escasa extensión, que existen hoy en día. Hay proyectos al norte (Junín, Cañuelas), centro (Daireaux), en la línea de las sierras de Tandil (Tandil, Baker, San Eloy, Balcarce, Chapadmalal), En la línea de las sierras de la Ventana (Pigüe, Saavedra, Villa Ventana, Saldungaray, Pringles y Dorrego), y en el núcleo Médanos, Bahía Blanca y Punta Alta.
Hay viñedos al nivel del mar y viñedos cinematográficos plantados literalmente en las montañas, a 500msnm. Hay viñedos en zonas donde llueven 1500mm y otro donde apenas llega a 400mm. Hay viñedos donde el clima es el de una región mesopotámica y otro donde casi es patagónico. Hay viñedos separados 700km de distancia uno de otro. Buenos Aires tiene mucha de la diversidad que se busca hoy en día en el mundo del vino, y hacen falta muchos «locos lindos» como el amigo @santevins, para vinificar de todas estas regiones y así mostrar el potencial que guarda la provincia. La foto (de @santevins) que acompaña esta entrada es de un viñedo de 10 años de antigüedad y 300 plantas de Coronel Dorrego, a apenas 30km en línea recta de Monte Hermoso y el Atlántico. ¿Comentarios? ¿Dudas? Nos leemos abajo.