
Existen lugares muy remotos, donde la existencia de viñas ni siquiera es contemplada. Eso nos pasó volviendo del sur con amigos, cuando nos avisaron que en el alejadísimo Buta Ranquil, en el noroeste neuquino y sobre los faldeos del cerro Tromen, existían algunas viñas. Nuestra búsqueda manija, sin saber la ubicación exacta, nos obligó a saltar alambrados y cruzar entre el monte hasta llegar a una viña muerta. Sólo nos volvimos con la foto del omnipresente Tromen que domina todo el paisaje.
Semanas después, nuestro amigo Nico de la Torre nos envía algunas fotos del viñedo en cuestión y nos comenta que lo van a recuperar. Esto nos super entusiasma porque esta viña junto a alguna otra de la zona están plantadas sobre las coladas basálticas del volcán, sobre los 1000 metros de altura en un lugar que es castigado por el frío y el viento. Habrá que tener paciencia y esperar qué vino resulta de ese lugar.
Sin dudas, Neuquén tiene un potencial geográfico gigante todavía no explorado, ni siquiera visualizado. Esta zona, Chos Malal y todo el curso superior del Pichi Neuquén (Andacollo, Las Ovejas, Varvarco) son valles andinos de clima frío, algo todavía no desarrollado a nivel vitícola. Será cuestión de tiempo y personas el poder revelar todo ese potencial.