
Esta foto es particularmente hermosa, y no sólo estamos hablando del paisaje otoñado, de las lomas del Jaboncillo, la cordillera de fondo con el inmenso volcán Tupungato, sino de algo más. Lo nosotros vemos es un cambio de paradigma en como se cultiva en un lugar. ¿Lo notan?
En los últimos años se comenzó a plantar con un conocimiento previo del lugar. Los estudios de suelos, pendientes y otros parámetros llevaron a entender que no todo era lo mismo y que por ende, si se plantaba según los patrones establecidos de cuarteles rectangulares, se ignoraba la heterogeneidad y riqueza del lugar. Con ello empezaron a surgir nuevos proyectos que se acomodan a lo que la naturaleza manda, con cuarteles que copian los diferentes suelos y exposiciones, con varietales pensado para cada tipo de suelo. A nosotros nos da un orgullo «tonto» y una inmensa alegría ver nacer esas nuevas viñas en las que participamos activamente en su división y conformación, a través de cientos de calicatas y de muchos caminados.
Sólo resta tener paciencia y esperar unos pocos años para poder degustar esos vinos nacidos desde el lugar. Creemos que ese es el camino para seguir empujando los límites en los vinos de la más alta gama y llevar a Argentina aún más arriba de donde está.
Cómo siempre y con toda foto de drone, es cortesía del amigo @fedeframa, a quién le agradecemos su generosidad por dejarnos compartirla.